La carne, el pescado y los mariscos proporcionan proteínas y otros nutrientes que permiten que el cuerpo funcione bien y crezca. Siga los puntos de referencia de consumo.
CARNES, PESCADOS Y MARISCOS: ¿CUÁL ES SU ROL?
La carne, el pescado y los mariscos aportan proteínas que juegan un papel esencial:
- en la construcción de tejidos (músculos, huesos, etc.), luego en su mantenimiento (especialmente en personas mayores, la masa muscular tiende a disminuir con la edad);
- en el funcionamiento del cuerpo (regulación hormonal, defensas inmunes, etc.)
El pescado y la carne (especialmente de carne roja) contienen hierro, que permite el transporte de oxígeno en la sangre por los glóbulos rojos.
Los pescados (especialmente los llamados “grasos” como el salmón, la caballa, las sardinas o el arenque) aportan grasas esenciales como el omega-3. Estos nutrientes tienen un efecto protector reconocido en el sistema cardiovascular.
CARNES, PESCADOS Y MARISCOS: ¿QUÉ PUNTOS DE REFERENCIA DE CONSUMO?
Trate de limitar el consumo de carnes rojas (carne de res, cerdo, cordero, oveja, cabra, caballo, jabalí, ciervo, menudencias) a un máximo de 500 gramos por semana (esto es el equivalente a 3 a 4 filetes o rebanadas de carne excluyendo las aves de corral) para reducir su riesgo de cáncer colorrectal. Elija carne de ave en su lugar.
Sea cual sea la carne, favorezca las piezas menos grasas (pollo sin piel, filetes magros de ternera, cerdo, ternera, filete molido con un 5% de grasa…) y evite las preparaciones empanadas o fritas.
Puede sustituir regularmente la carne por proteínas de origen vegetal (lentejas, garbanzos, judías secas…)
Los huevos se pueden comerse como un reemplazo de la carne o el pescado (un huevo equivale a 50 g de carne o pescado).
El consumo de embutidos son muy ricos en grasas saturadas (jamón blanco o crudo, tocino, paté, embutidos, tocino, jamón de ave, conservas de carne…) debe ser limitado. Estos alimentos no pueden reemplazar a la carne. No exceda los 150 g de embutidos por semana. En embutidos, elija jamón blanco.
Coma pescado (fresco, congelado o enlatado) o mariscos dos veces por semana, incluyendo una vez a la semana un pescado graso (salmón, arenque, caballa, sardinas). Por lo tanto, alterne pescado magro y pescado graso. Variar las especies y lugares de origen de los peces para limitar la exposición a posibles contaminantes.
DIETAS VEGETARIANAS Y VEGANAS: ¿QUÉ IMPACTO EN LA SALUD?
La dieta vegetariana elimina los productos cárnicos, pescados y mariscos. Si sigue esta dieta, puede reemplazar estos alimentos con huevos, productos lácteos y proteínas vegetales (que se encuentran en cereales y legumbres).
En cuanto a la dieta vegana, elimine todos los productos de origen animal (carne, pescado y huevos pero también los productos lácteos). A largo plazo, esta dieta puede plantear riesgos para la salud, especialmente en los niños. De hecho, puede conducir a deficiencias en vitaminas (B12, D …), hierro, calcio, proteínas, zinc, yodo…
La deficiencia de vitamina B12 (vitamina exclusivamente de origen animal) es una fuente de anemia. Si usted es vegano, hable con su médico de cabecera, un dietista o su farmacéutico. Si en caso requiera suplementos en forma de medicamentos o suplementos dietéticos.
Atención: Las mujeres embarazadas y lactantes con una dieta “vegana”, y los niños pequeños deben beneficiarse de una atención médica especial dadas las dificultades que dicha dieta puede presentar para garantizar la cobertura de las necesidades nutricionales.